Algo verdaderamente asombrarte es la velocidad en los avances tecnológicos y sus más diferentes aplicaciones. En paralelo a la concentración de poder en manos de un cada vez más reducido puñado de empresas que desarrollan tecnología digital, que gestionan y elaboran millones de datos, con articulaciones globales y capaces de controlar, enderezar y hasta obligar las políticas de muchos países.

Es un hecho concreto y comprobable: mi generación (de los años cincuenta) vio llegar la maquina de escribir eléctrica, el fax, la computadora, internet y sus redes sociales y ahora las inteligencias artificiales, la robotica, el encuentro con los ovnis, los planes de colonización de la Luna o Martes. Cuanto ¿50, sesenta años? ya no se cuentan las tantas revoluciones que han modificado radicalmente muchas costumbres en un lapso de tiempo tan reducido. Eso todo con la guerra fría, la caída del muro de Berlín, dictaduras y guerras, abrumas, degrado y desastres ambientales. Hasta llegar al Corona Virus, a la guerra Russia Ucrania. Parecen universos paralelos, donde la idea que la ciencia y tecnología son para el bien común, para el crecimiento universal y La Paz no parecen hayan influenciado así tanto para que el planeta y los seres que lo habitan vivan mejores condiciones. Tal vez justo la pandemia, primera en era digital, representa un monito obscuro: seguir avanzando la frontera humana implica modificar el milenario equilibrio de los habitat, por lo tanto aumenta el riesgo de nuevas crisis sanitaria y ambientales.

Alessandro Baricco pone “año cero” la llegada del iPhone, ahí por el 2007 comienzo de una era de impresionantes avances de la telefonía móvil y de los celulares inteligentes. Tomemos medidas: el primer aparato telefonico fecha 1854 el primer celular 2007 y de ahí en adelante la (casi) totalidad de esos aparatos permiten navegar por internet, gestionar archivos, tener suite de oficina con hoja de cálculo, editor de texto, foto, video, jugar, realizar entrevistas, escuchar musica, dibujar, georefferenciar, por supuesto telefonar y quién sabe que más servicios se aplicaran. Más que un siglo para llegar a la histórica presentación de Steve Jobs y desde su llegada año tras año el celular se ha transformado en una apéndice de nuestro ser.

Será por eso, por esa velocidad que marca los avances de la revolución digital, que la sensación común entre la gente sea que ¿el tiempo se aceleró? Como si hoy en día una hora es más rapida que antes.

La Inteligencia Artificial. Cuando descubrimos, hace muy poco, su existencia además con acceso gratuito a plataformas capaces de elaborar cualquier contenido la pregunta ha sido (y sigue siendo) si estamos frente una herramientas que puede ayudarnos y asumir muchas tareas de rutina facilitando procesos productivos y de generación de contenidos. O de lo contrario estamos ante un instrumento que no solo pone en seria duda la genuina y original creación de contenidos cualquier sea y para cualquier uso, más bien frente una poderosa arma de poder.

En el primer caso se opone la consideración de la rapida perdida de trabajo para muchas categorías aún nuevas experticias y competencias serán necesarias. Un ejemplo concreto y real se visualiza con la creación de empresas especializadas en la generación de prompt. Un prompt es la pregunta que se formula a la inteligencia artificial y debe responder a determinados criterios para que la IA pueda ofrecer un texto, una imagen, una musica, un personaje hablando etc. Ingeniero de prompt, gestión de banco de datos, gestión de redes complejas y más ya son el horizonte laboral del inmediato y presente futuro.

Realizar por encargo o por propio interés, una foto con estilo arquitectónico del Coliseo en Roma implica todo un proceso, primis llegar a la Ciudad Eterna si no vivimos ahí. Entonces decidir la hora acorde la luz, llegar, tripode, cámara, descargar en la computadora, abrir cualquier software de manipulación de imagen y listo. ¿Un día? Si tal vez. Veamos la alternativa: formular un buen prompt con la descripción detallada de la imagen que se quiere, tal como la realizaríamos, tiempo un puñado de segundos y la IA nos presenta una imagen o más si pedimos en el prompt. Ojo las imágenes que devuelve son imágenes originales, no son foto que existen, son obras primas. Y que decir en el caso de elaborar una tesis de posgrado! Meses y meses de biblioteca, borrador tras borrador, bibliografías. Un buen prompt y otro puñado de segundos y tenemos el elaborado, compaginado, con tablas, gráficos, citaciones, mapas conceptuales, fotos. En fin un producto original, de calidad media, por ende aceptable, siempre y cuando logramos definir buenos prompt y conozcamos las limitante del servicio que estamos usando.

A parte la pionera ChatGPT, versión abierta y versión pago, hay mucho en la red incluso aquellas más especializada en elaboración de texto y en posibilidad de producir contenidos según cualquier tipologia y caracterización desde la comedia a lo científico. Entonces buenos prompt, conocer las limitaciones del servicio y en pocos minutos tendremos nuestro trabajo totalmente original, nada de copia y pega, práctica esa lamentablemente bastante común.

Sin embargo hace tiempo que existen aplicaciones que ofrecen ese servicio obviamente mucho mejor de lo que siempre hemos echo con cualquier navegador: buscar en la red y, por lo general copiar y pegar lo que logramos encontrar acorde nuestras necesidades. Los honestos pondrán referencias, los mediocres no, dejando entender que es una obra original. Y ¿que pasa realizando una tarea con una IA? Los honestos aclararían que se trata de algo realizado con una IA?

Resumiendo lo anterior y pese cualquier consideración sobre el uso de una inteligencia artificial lo más impactante es la velocidad de elaboración, algo que necesitaría de horas o días y de las respectivas inversiones, se lograría en minutos y a bajo costo. Eso si es una verdadera revolución en la misma organización y metodología de trabajo con la consecuencia como señalado de no necesitar de determinadas categorías de trabajadores e intentar que los establecimientos educacional se pongan al día poniendo en la mesa de debate el cambio al sistema de basico a phd.

En el fondo la disponibilidad abierta y universal de acceder a las plataformas de AI sólo es una pieza más en la construcción de una creciente relación humanidad – virtualidad, algo que tiene su doble cara, el revés de una medalla que muestra el “lado obscuro de la fuerza”. No solamente tenemos disponibilidad de miles y miles de software para cualquiera necesidad también podemos realizar ecosistemas digitales conectando diferentes dispositivos entre ellos: una simple portátil compartida con otras simples computadoras son una oficina. Eso y tal cual la didáctica a distancia han sido dos experiencias que han marcado la pandemia y en cierta medida avanzar en la alfabetización digital. Cuestión a tomar en serio sobre todo para además de lo técnico introducir temas de educación digital.

Tal como de igual forma tomar en serio la concentración de poder que se están jugando: ante el creciente aumento de start-up metidas en temas de investigación y desarrollo de plataformas IA, se hacen presentes las grandes redes de búsqueda, materia prima para cualquier desarrollador de IA. Ya hemos aceptado la constante violación de nuestras identidades y convivimos con los algoritmos saturando las redes con nuestras orientaciones que se transforman en perfil, obviamente el sistema prioriza el consumo.

Mirando bien y en el fondo las IA igual se apropian de nuestra identidad, paso paso sutilmente. Una recomendación que cada desarrollador de IA pone en claro (you tube está lleno de tutorial) es que la calidad del prompt, cada pregunta contiene determinadas informaciones que, paso paso, permiten a la IA de acercarse más a por ejemplo la manera de escribir, el estilo de imágenes, etc.

Cuanto más frecuentemente interactuamos con la IA, más rapidamente las respuestas se acercaran a lo deseado. Hasta llegar a un copia y pega total de algo que apareció en muy poco tiempo. Como si fuera una ecuación, el costo que nos cobraría la velocidad lo paga la originalidad y unicidad del contenido, lo paga el historial de experiencias que en muchos casos marcan lo que queremos transmitir. Un precio alto (tal vez no tanto con la mirada neoliberal) sobre todo si enfocamos nuestra atención en un evento humano: lo storytelling.

“Todo nuestro quehacer es una narración en sí misma y esto caracteriza (positiva o negativamente) el objetivo que quisiéramos alcanzar, cualquiera que sea. Un sujeto político, un dirigente social, un joven artista se presentan contando historias, a la vez enmarcadas según los límites”

Eso expresa en algún lado el citado escritor italiano Alessandro Baricco, encaja perfectamente y nos permite entrar en el lado obscuro de la fuerza con una pizca de cinema ficción.

Nadie puede negar, ni afirmar por supuesto que leader políticos cuya alta producción de documentos, afiches, redes sociales, discursos en fin su narración sea encargada a una IA, o sea a un ingeniero de prompt. Suena un poco mecánico, sin emoción (como plantean los escépticos), con preocupación pensando, siempre por ejemplo, que el consenso a la narración de ciertos politico en realidad se da a un logaritmo. Y siempre por poner casos, nadie nos asegura que el último bestseller del tal autor sea una obra literaria de IA.

Por último, ya que al tema storytelling les dedicaremos otros espacios, nadie nos asegura, a parte nuestra honradez, que esto escrito lo haya redactado una IA.